de este sol chamuscado sobre el mundo
de la hiedra y el musgo
de la piedra y su mutismo
salvame de los puntos finales
de los finales en punto
siempre demasiado en punto.
salvame de mis laberintos
fatídicos
porque tanto se parecen a un camino
salvame de mis perfectas
sospechosas sonrientes
ilusiones
salvame del absurdo
mar impetuoso que inunda los pulmones
hasta la asfixia azul
salvame de las calles paralelas
de las avenidas atestadas
de presencias insignificantes
salvame de la infinita infame carencia
la incompletud insaciable
que nos completa dejandonos vacíos
salvame de los vidrios, los cuchillos
de las flores envenenadas
y del fuego de todas las eras
de la electrizante anguila de la ansiedad
navegando mi torrente
salvame de las sierpes y los esbirros
de los agoreros y las jeringas
de las tempestades
y de la sed
salvame de todos mis mismos miasmáticos
de los que fueron, de los que no son
y ya nunca podrán ser
salvame de esta farsa que no cesa
de repetirse
como tragedia
y aunque me haya vuelto un experto
en en el innoble arte
de alejarte en el mismo acto de acercarte
aunque espere de vos
lo único que sé imposible
(o mejor dicho precisamente por eso)
esta vez
no te escapes a deshoras
esta vez, quedate:
salvame.
1 comentario:
cuanto ahogo por salvar en estos versos
ufff
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