domingo, enero 28, 2007

Ausencia

I

De madrugada solo. Que mis yemas vuelen libres, al menos ellas pueden, al menos ellas todavía lo sienten necesario.
Dicen que la madurez le llega a uno sin “agua va”, con el primer amargo cebado en la soledad de la noche. Y acá estoy yo, o al menos eso creo -tan frágil esta sensación de existencia- entre filosofía barata de magazine e insomnio repetido. Los tubos de luz vibrando ensordecedoramente, el termo impaciente en el suelo, la bombilla que en la boca condensa ese ya archiconocido gustito a nada, a yerba lavada y agua tibia. Ni calida ni fría. Tibia.
Y casi-amarga, casi-dulce, pero tan casi que nada. Que nadie.
Doy un sorbo profundo, tomo aire y escribo “Quisiera tanto lo real”
Lo real. Intensamente dulce aunque empalague. Amargo aunque asquee. Sin términos medios. Sin términos tibios y vacilantes. Sin términos. Entregarme por completo a la ausencia. Cerrar los parpados uno contra el otro con fuerza y entregarme de lleno a esa asfixia, la más inaguantable de la ausencia.
Ni un solo instante para la nostalgia o el deseo inconcluso. La ausencia-todo. La ausencia omnipotente, omnisciente y omnipresente. La ausencia con gusto a nada, a nadie, a yerba lavada y a oscuridad insomne. Ni fría, ni calida. Tu ausencia, como la madrugada y como este mate lavado. Ni calida ni fría. Ni amarga ni dulce.
Tibia.

II

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar" (Capitulo VII “Rayuela” Julio Cortazar)

Tu boca. Delgada línea roja que vuelve a dibujar la historia. La toco pero no la toco. Y no me alcanza con cerrar los ojos porque no puedo deshacer lo que nunca siquiera fue hecho. Porque no puedo recomenzar un viaje que aun no emprendí en primer lugar.
With you is never here and always how.
Desde antes pero cada día mas, la palabra clave es distancia. Distancia que como antes la espera o el blanco del papel hoy me envuelve, me pesa, y me exige presurosa un desenlace.
Si, La distancia también me exige el color de lo que me pasa, pero yo no puedo dárselo.
Vista, oído. Búsqueda. Puedo buscar y buscarte sin rabia, sin muerte y sin hastío. Hasta el agotamiento visual, la saturación acústica. Buscarte, en tus ojos de persiana americana, en el eco de tu voz consonante. Buscarte entre la sólida multitud, los parpados tapiados, los cuchicheos guturales, el gentío. Puedo porque la búsqueda ya no duele, porque la búsqueda ya no intenta desmembrarme, porque ya me estoy volviendo canción
Tacto, aroma, gusto. No puedo. Como si la vigilia se volviese de pronto un mal sueño, despertar en un mundo sin textura, ni aroma, ni sabor Tan reales-epidérmicas sensaciones, que más que en algún delirio, yo nunca. Siempre nunca. No puedo.

III

Te siento respirar. Lejos. Tu lugar es acá pero vos te alejas, mas y mas cada vez. Por algo será que siempre siento que somos como dos estrellas vos y yo. Yo porque prefiero este brillar en falso, siempre a años luz de la tierra y de los hombres que miran al cielo alucinados sin sospechar siquiera que en verdad ya no estoy. Y vos por algún motivo similar, pero distinto, siempre fatalmente distinto.
Por algo será que te siento, calida e inmediata, pero cuando te busco en tus ojos nunca te encuentro. Por algo tu lugar nunca es acá sino allá a la distancia. Por algo este nosotros trunco que es toda la distancia que me importa. La intangibilidad-desencuentro de la que escribo y escribo hasta quedarme sin palabras. De escribirla tanto, y porque es inalcanzable, y porque vos cada vez mas vos y porque yo cada vez mas yo y porque de nosotros no obstante al final, no queda ni rastro

IV

Y el pecho como una bolsa henchida de aire, los poros inundándose de noche desolada. La yerba sucia en la calabaza y este cuerpo que se vuelve como una prisión de hueso y de latidos. Entenderla en su esencia más pura a la ausencia. Renegarla, odiarla, aceptarla, entenderla, quererla. Sobre todo quererla. Volverse un estúpido adicto a ella y saber (con cada centímetro de la piel saber) que un solo paso en falso y todo, absolutamente todo se termina.
Afuera hace tanto sol y yo acá, volando porque si.
Lasganaselmiedolasganaselmiedolas
Transformando a tijerazos todo este papel en lluvia. Buscando, buscando, siempre buscando. Una nube en el techo de la cocina, un unicornio azul en un callejón vacío. Un sueño olvidado, en algún rincón del placard. Con la puerta cerrada y la llave puesta. Con candado y cadenas y maderas y clavos. Con toda la obstinada paciencia de este mundo para cruzarme de brazos y gritar ofendido hasta que milagrosamente se abra y descubrir que nada ni nadie habitaba en su interior. O al menos hasta que amanezca por fin.

V

No puedo. No puedo nunca la al-fin-por-fin calidez de tus mejillas, el entramado dócil de tu piel de lana. No puedo ese rojo dulce de tus labios febriles. No puedo, porque no puedo lo que no se dice, lo que no se explica con palabras. Te quiero, siempre que haya una distancia prudente entre los dos. Idealizada y abstracta. Pasada o futura. Nunca espontánea, y real menos que menos Porque lo tangible, lo real, no puedo contemplarlo. No puedo escribirlo. Por eso este capricho mío de mirarlo todo siempre desde afuera. Cuando cada espacio, cada sombra, cada rostro que veo lo se, es indefectiblemente ilusión, artificio, literatura. Por eso siempre, cada momento que creo estar viviendo, en verdad ya no está. Ya se fue. Ya se escurrió entre mis dedos y se fue.
Lo real se escurre entre mis dedos y me corta como el vidrio. Por eso la distancia, se vuelve una cuestión de vida o muerte con el tiempo. Yo solo puedo lo que me deja espacio. Espacio para la retrospección, para la introspección, para la otrospeccion. Lo real no deja espacios. Para bien o para mal, lo real es lo que es y punto.
¿Y después del punto? Quizás la historia no siga.
Quizás se termine y punto ¿Y entonces que?
¿Entonces quiencuandodonde?

VI

Basta. Mejor basta ya. Mejor fuera luces. Mejor yerba tibia en la basura y agua que se derrama y se hace humito en la pileta de la cocina. Hasta otra madrugada de palabras que me gobiernan a voluntad el impulso, que me vuelan alto, que me vuelan libres. Al menos ellas todavía pueden, al menos ellas todavía quieren, al menos ellas aun lo sienten necesario.

VII

Te siento respirar. Te veo, te escucho, pero no te toco. No puedo tocarte. Curiosa e infranqueable distancia este "a través". "A través" Como de entre espectador y protagonista de película muda. Como de entre poeta enajenado y óleo de mujer con sombrero sobre la que se escribe.
Tu boca. Delgada línea roja que vuelve a dibujar la historia. Historia que nunca fue escrita, pero eso no importa. Tu boca siempre la dibuja de nuevo. La toco. Toco tu boca, toco esa historia impalpable, y tu cuerpo y mi poesía se dejan con cada caricia imaginaria, con cada palabra sobre el papel filoso ser lo mismo poco a poco. Que ojos ni que dedos ya no puedo este miedo ni esta fiebre, este asco, ya no puedo
Este habitar en las afueras siempre
Este quemarse los ojos por andar sospechando del sol
Estas ganas equis-distantes de querer
Esta manera de sentir
(amrdzda).

3 comentarios:

tincho dijo...

"Espacio para la retrospección, para la introspección, para la otrospeccion." --- mmm me suena del algún lado, dónde, dónde? ahhh ya!

Lo que sí, muy bueno Ausencia. Veo muchas cosas que hablamos ahí en tu texto. Metafísico...

Saludos!

Anónimo dijo...

Compañero, lindas cosas las que ud. escribe, siga asi que va muy bien.
Un abrazo de amistad, saludos!!

Corriendoaladeriva@

mi otro yo dijo...

Hola!!
la mezcla de sensaciones que das con las palabras es agradable al leer.

Saludos!!!